miércoles, 26 de septiembre de 2012

La Pantera Rosa es amarilla



Una Semana Santa que fuimos a visitar a mi tío Ramón, nos econtramos con que había comprado un televisor a color. Mi tío, entre orgulloso y emocionado, encendió el artefacto para hacernos demostración de su nueva adquisición.

Por aquel entonces, toda la programación de la semana mayor estaba relacionada con la vida de Jesús, así que vimos una versión matizada de Ben Hur. Una película con escenas de sangre muy roja que nos impresionó, tanto a mi hermana como a mí.

Papá quedó encantado, dijo que pronto compraría uno, pues nosotros aun veíamos televisión en blanco y negro.

Más tarde, al llegar a casa, Graciela, con las manos en la cintura y el ceño fruncido, nos dijo:

—La verdad, no necesitamos un televisor a color.
—¿No? —contestó papá extrañado.
—No — respondió mi hermana— si ya sabemos los colores de las cosas—e
ntonces sonrió y continuó segura de sus palabras: —Por ejemplo, la Pantera Rosa, es amarilla.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Vacaciones Futuras



El año que papá compró la casa nueva, quedó muy corto de dinero, por lo que en esas vacaciones no hicimos nada en particular. Graciela y yo nos quedamos con mamá, dibujando, cantando, leyendo cuentos y viendo televisión todo el día, mientras papá debía trabajar.

Llegado el regreso a clases, como casi todos los años, las maestras nos pidieron realizar una composición sobre el disfrute de nuestras vacaciones. Graciela, que entonces cursaba tercer grado, hizo un escrito que impactó a la maestra y posteriormente a mis padres.

En él narró, con gran detalle, un viaje a la Isla de Margarita. Describió como las gaviotas se asomaban por las ventanas del avión, los delfines que vio cuando hizo paseos en lancha, lo largo que eran los días en la playa. Contó sobre gigantes castillos de arena, circos a la orilla del mar y hasta una noche con lluvia de estrellas multicolores. Habló de trajes de baño nuevos, helados de sabores mágicos, barbies de moda y regalos para toda la familia.

Siendo la última línea de su relato “bueno, la verdad, es que esas son las vacaciones del año que viene, porque este año, papá no tuvo dinero.”

miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Y quién carajos es ese?



Hay momentos que se tornan memorables sin que formen parte de algún evento trascendental. Situaciones que, por sencillas, se convierten en gratas anécdotas que vale la pena contar.

Hace algunos años, un domingo cualquiera en el que me encontraba de visita en casa de mis padres y mientras veía televisión con mamá, se asomó una noticia relacionada con “Memoria de mis Putas Tristes” de Gabriel García Márquez. En ella informaban todo el alboroto que se produjo debido a que la novela había sido pirateada antes del lanzamiento original del libro.

Lo cierto del caso, es que mientras lo veíamos, mamá dice:

— ¡Ah vaina! ¿y Gabriel García Márquez no estaba muerto?

Yo, horrorizada ante la ignorancia de mi dulce madre, le comento:

— ¡Chica! Pero ¿por qué tú siempre estás tan perdida?

Y no conforme con eso, a modo de chiste, le pego un grito a mi papá que se encontraba en la cocina:

— ¡Epa! escucha a mi mamá, ¡Y que García Márquez estaba muerto!

A lo que mi viejito contesta, con su acento guarísimo:

— ¿Y quién carajos es ese?

domingo, 16 de septiembre de 2012

Mamá es más mía que tuya


El día que Graciela cumplió cinco años, mamá la despertó con muchos besos y abrazos. Salí de mi cama y fui a la de mi hermana para darle un beso y desearle también un feliz cumpleaños.

Esa mañana Graciela no fue a clases. Así que sólo yo me subí al transporte y me quedé mirando como ella y mamá se quedaban celebrando con mimos y arrumacos.

Ya en la tarde, fue papá quien me buscó al colegio. Entonces, durante la cena y luego de cantar cumpleaños, tuve que decirle la verdad a Graciela:

 Mamá es más mía que tuya
— ¡Claro que no! — respondió molesta
— ¡Claro que sí! — repliqué con fuerza
— ¿Y por qué? — dijo entre pucheros
— Porque yo nací primero. Tiene ocho años como mi mamá y sólo cinco siendo tuya — y continué: — ¿y sabes qué? Así será siempre, siempre, siempre.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Cosas Cotidianas



No recuerdo qué me motivó a hacerlo, pero hace siete años, abrí un blog.  Cosas Cotidianas se llamaba. En él escribía con frecuencia, cosas sencillas, anécdotas, historias, cualquier situación que se me ocurriera –o que me ocurriera-. Como su nombre indicaba, posteaba hechos de todos los días, cosas cotidianas, pues. 

Mi blog se mantuvo “al aire” durante cinco años consecutivos y luego por diferentes razones, que no vienen al caso, lo cerré, mas continué escribiendo y “encarpetando” mis escritos.

Hace algún tiempo, un amigo me comentó acerca de un Diplomado de Escritura Creativa que dictaba una reconocida universidad. Y yo, que por alguna presuntuosa razón, creí tener condiciones, decidí inscribirme. Así, tomé otros diplomados, cursos y talleres, donde profesores, reconocidos escritores y entendidos en el arte de las letras, ofrecían sus conocimientos, técnicas y herramientas a quienes como yo, alimentábamos interés en escribir.

 ¿Por qué cuento todo esto? Porque hoy quiero retomar mi blog, claro, luego de haber entendido que escribir no es tarea fácil (y que no tenía condiciones, como yo creía).