jueves, 7 de marzo de 2013

Siempre su voluntad



                                                                                                                    Autor de la pintura Ernest Descals

“No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola...”

Corazón tan blanco. Javier Marías

Me maquillaré lento, con calma. Mis mejillas serán rosadas y mi boca rubí. Dejaré mi cabello suelto, lacio. Siempre me ha hecho lucir mejor. Usaré la blusa rosa pálida de seda, esa que tanto le gusta a papá. Esa que le parece tan linda y hace juego con el rojo. Hoy, como ningún otro día, quiero lucir hermosa.

Con educación, me disculparé en mitad de la cena. Subiré lento las escaleras, asida siempre del pasamano. Entraré a mi cuarto directo al vestier. Allí, me ubicaré frente al espejo. Será extraño, pocas veces se puede tener la certeza de mirarse por última vez. Me desabotonaré la blusa, hurgaré con el arma hasta dar con mis latidos. No puedo fallar, todo habrá de ser perfecto. Como perfecta me quería papá.

Allí, daré fin a todo esto.

Ya puedo imaginar el desconcierto. Papá abrirá grandes los ojos. Intentará adivinar de dónde provino el estallido. No podrá tragar. Mamá gritará con el impacto. Ella sabrá. De inmediato entenderá que fui yo. Grecia, mis hermanas y los Fernández se sobresaltarán. Armando, no lo sé. Por segundos, nadie sabrá qué hacer. Papá se levantará de golpe y correrá. Subirá las escaleras de dos en dos, se agitará en un recorrido que lo hará sudar frío, y aún no podrá tragar.

Tras él desfilarán Armando, mi Grecia, Ana y Valeria. Mamá será la última en subir. No sé qué harán los Fernández, pero mamá será la última en llegar. Allí me hallarán hermosa, quizás pálida, pero perfectamente combinada.

Papá llorará. Quizás, pida perdón. Es probable se arrepienta de haberme obligado a estudiar ballet, de haberme escogido novio, de haberme hecho casar. Quizás se arrepienta de la perfección, de haber dicho que me prefería muerta antes que lesbiana. Pero será tarde y como siempre, ya habré hecho su voluntad.