El día en que papá nos llevó a conocer
la casa natal de Simón Bolívar, mi hermana estuvo muy atenta a todo lo que los
guías nos explicaban. Observaba los muebles, los retratos familiares, las
cortinas. No perdía detalle de cada habitación.
Al salir, papá nos llevó a la plaza y nos
compró unos helados.
Graciela, helado en mano, se quedó
mirando la estatua de Bolívar y con ojos curiosos preguntó:
—Papi, ¿Tafieles era amigo de Bolívar?
—¿Quién? —respondió papá.
—Tafieles, papá. Patrio Tafieles.
—¿Patrio qué? Ay, Graciela, no sé de
quién me hablas.
—¡Pero papá! —exclamó mi hermana con
asombro— si lo nombran en el himno. Entonces, con voz muy afinada, comenzó a
cantar: “Con Patrio Tafieles la fuerza es
la unión”.
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