jueves, 31 de enero de 2013

Insomnio





Confronto las sombras. Una vez más me encuentro vencida, devastada ante el horror de internarme en la vorágine que me hiere a diario cual pesadilla burlesca.

Cierro los ojos. Con fe clamo sosiego. Pienso en mañana y la humedad se adueña de mis sienes. El embate de mi sangre se acopla con la noche y el suspiro ajeno se torna en estruendo.

Se envejecen las horas, hasta que el alma se cansa y el vacío se apiada de mi cuerpo que sucumbe al tormento que arrastra y que se hace evidente en mis párpados azules.

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