He
perdido la cuenta de las veces que he intentado apartarte, pero a estas
alturas, ya sé que no puedo. ¿Que
si hay amores que matan? Sin duda, tú eres uno de ellos.
Muy
joven me sedujiste, me hacía sentir grande el exhibirme contigo. Sin
percatarme me convertí en tu presa y comencé a necesitarte cada vez con más fervor.
Sin
verte te recreo, salgo en tu búsqueda y te encuentro, dispuesto a ofrecerme el
ingrato placer que consciente me lesiona.
Te
miro, te acaricio, te avivo, te regalo un beso largo, te degusto y me hago daño.
Con
culpa exhalo tu aliento mientras dictas mi sentencia. Te miro, te beso de nuevo, a ti, mi asesino, mi cigarrillo.